Somete a menudo tu voluntad a la de Dios,
estando dispuesto a adorarlo tanto
en las tribulaciones, como en el
tiempo del consuelo
En todos los acontecimientos humanos,
aprende a reconocer y valorar en primer
lugar la voluntad divina.
¿Oh, cuán felices son aquellos a quienes
Dios conduce según su voluntad, y
a quienes él hace adiestrar con la aflicción
o con el consuelo!
Perlas del Padre Pío
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